Voluntario

«Angola. La intensidad de ser humano. Quizás el título del libro de Borja Monreal, uno de los iniciadores del proyecto donde hemos participado, sea el mejor reflejo de lo que ha supuesto esta experiencia. Al escribir, un mes después de volver, pienso en la crisis del ébola sufrida en España y no puedo dejar de pensar en si nosotros, el primer mundo, hemos perdido el norte. He estado en un país asolado, donde la comida base es funge (como gachas) para desayunar, comer y cenar; donde la muerte es un hecho cotidiano (malaria, accidentes, falta de asistencia médica…); donde se vive en una casa abandonada hace 40 años y bombardeada durante 25; donde la mayor parte de nosotros, una vez allí, si no supiéramos que podemos volver, estaríamos hundidos… Y a pesar de todo, jamás vi tanta cordialidad ni reír como en Angola.

¿Y la gente de las ONG? Antes de ir no me había planteado cómo eran, ¿quizás unos soñadores en versión laica de las hermanas de la caridad? ¡Pues no! Son unos profesionales comprometidos que me han sorprendido grandemente. En su voluntario destierro, este conjunto de jóvenes expatriados (los medicusmundis, los codespa, los pin…) forman una envidiable gran familia, que nos ha acogido como uno más. Una experiencia que marca».